Mola ir a la radio a contar cosas
Aquí va el link a la entrevista que me hicieron el pasado martes 23 de octubre en el programa de radio “De boca a orella” de RNE, dirigido por Silvia Tarragona, de la que me declaro fan incondicional desde ya. Me enamoraron su naturalidad y su espontaneidad.
No me reconozco especialmente fino en ella, de hecho he pasado algunos meses en que [por distintos motivos] no me he permitido ser quien, esencialmente, soy. Pero de eso, si mi cuerpo me lo pide, ya hablaré en otro post.
La cuestión es que la entrevista está perfecta tal cual está. No le cambiaría nada. Y no le cambiaría nada ya que refleja todo lo que había en mí en el momento en que me la hicieron. Por eso está perfecta, como todo lo que sucede siempre en nuestras vidas.
Estos días, simplemente observándome, he vuelto a entender [en mi continuo aprendizaje, que por suerte nunca se detiene] que los momentos solo reflejan cómo estamos en ese preciso momento, nada más. No definen nada. No definen nuestra vida, no definen lo que es nuestro ser. Solo nos muestran algo de él en un instante concreto.
“... he vuelto a entender [en mi continuo aprendizaje, que por suerte nunca se detiene] que los momentos solo reflejan cómo estamos en ese preciso momento, nada más.”
Y es así, principalmente, porque no existe otra cosa que este preciso momento. Y lo que sucede en este preciso momento no es más que eso: lo que sucede en este preciso momento. Tan diminuto y grandioso a la vez como eso.
Mil gracias a Silvia Tarragona por invitarme a su programa y por su transparencia. Gracias a mi buen amigo Albert Fernández por acompañarme y por sus guiños de complicidad. Gracias a Natàlia Sànchez i Domènech por su maravillosa sonrisa y su mirada profunda y también gracias a Gemma Esteve por el respeto y el cariño que sentí las horas previas a la entrevista. Gracias, de corazón. Y también gracias a la vida, a mi vida, que ha vuelto hoy a enseñarme tantas cosas.
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